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Alejados de los rankings de expertos que recorren Santiago para enumerar los lugares donde, según su paladar, se preparan las empanadas más sabrosas de la capital, Graciela Alarcón y Fesal Chaín son los dueños de una microempresa familiar que durante el año se dedica a la fabricación de uno de los alimentos más consumidos en las Fiestas Patrias. Ubicados en la comuna de Quinta Normal, la casa de esta pareja es el lugar donde se producen no sólo empanadas, sino que también pan amasado y queques, aunque en los días "dieciocheros", todo su empeño está en cumplir los pedidos del mencionado producto estrella. Y es que sus clientes van más allá de los límites de su barrio, pues familias de Ñuñoa, Las Condes y Providencia, también prefieren degustar la llamada "Empanada Alegre". Dicho nombre es parte de la historia del negocio, porque fue en las calles del Cerro Alegre de Valparaíso, donde nació la idea de formalizar la empresa. "El 2006 me separé y como una forma de buscar un espacio para encontrarme con mis dos hijos, me acerqué a amigos del puerto. Pero soy inquieta y a veces consideraba que estaba puro descansando. Así, un fin de semana se me ocurre llevar 60 empanadas. Recuerdo que fue para Semana Santa y se armó una onda entre todos los amigos. Todos querían vender, todos querían participar en el negocio", cuenta Graciela. Por esa época conoció a Fesal y fue junto a él con quien decidió darle más seriedad a la microempresa. "Le pareció buena la idea. Nos pusimos a trabajar y me ayudó a hacer un proyecto para presentarlo en Sercotec. En agosto del año pasado nos ganamos un capital semilla y pudimos comprar un horno y adecuar todo el área de elaboración a los requerimientos del Sesma", dice. El primer 18 A pesar de que su etapa de formalización fue lenta, para septiembre de 2007 estaban listos para comenzar a vender. Justo a tiempo para las festividades. En su primer 18 comercializaron 250 empanadas en los tres días de celebración. Sin embargo, ahora esperan vender más del doble, por sobre 500 empanadas. "El año pasado nos fue bien. Pusimos letreros por todas partes. Era el primer dieciocho con el negocio formalizado y las ventas anduvieron mejor de lo que esperábamos. Por eso creemos que este año va a ser igual", argumenta esta microempresaria. La mayoría de los pequeños empresarios buscan que sus negocios se desarrollen y crezcan, no obstante, esta pareja señala que su finalidad no es esa, sino que más bien mantenerse y fidelizar a los clientes que ya tienen. "Nuestra apuesta es no agrandar más el negocio, no queremos transformarnos en una empresa con empleados que hagan empanadas. La idea es que trabajemos los dos y, a veces, con la ayuda de nuestros familiares", sostiene Fesal. Sobre lo mismo, Graciela explica que "no queremos perder el sabor. Uno empieza con un negocio artesanal y si te transformas en una empresa grande a la gente no le gusta". |
jueves, 18 de septiembre de 2008
EMPANADA ALEGRE EN LA PRENSA ESCRITA
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